lunes, 5 de enero de 2009

7. Los tres cerditos

Los tres cerditos, detrás de la trinchera, esperaban impacientes averiguar quién era más fuerte, si los pulmones del lobo o la metralla.

viernes, 26 de diciembre de 2008

6. Alicia

Alicia salió corriendo detrás de aquel conejo que tanto le había llamado la atención. Entonces, el conejillo travieso se metió por un huequecito. Alicia podría caber fácilmente por él, y esa era su intención: entrar. Se asomó con creciente curiosidad y tuvo la sensación de vacío, de que aquello no tenía fin.
Sacó la cabeza del huequecito y se sentó. Miró el paisaje, las flores... ¿Por qué tenía que seguir aquel conejito? Buah, ya vería otro.
Entonces, Alicia arrancó un par de flores del campo y se fue a su casa, a meterlas en agua.


viernes, 1 de agosto de 2008

5. Jazmin

Después de enterarse de que Aladdin estaba preso y de que, por órdenes de Jafar, había sido condenado a muerte, Abú se dirigió rápidamente a palacio. Una vez encontró a Jazmin la abrazó.
-¿Cómo te sientes?
-Tengo miedo. Mucho miedo.


martes, 29 de julio de 2008

4. Ariel

Ariel se estaba probando, ilusionada su traje de novia. Por fin se casaría con Eric, su príncipe, su amor. Salió de su cuarto en busca de Sebastián, para que le diera el visto bueno antes de la boda, que se celebraría la mañana siguiente.

Bajó al rellano, camino a la cocina, en busca de su rojo amigo, cuando se encontró, de golpe, a Eric besándose con una chica, a quien Ariel creía no conocer.

-¿Eric? - Musitó casi sin voz y los ojos llorosos.
La chica misteriosa se giró.
-Hola hermanita... - Dijo su hermana Arista.
-¿¡Arista!? - Gritó llorando sin consuelo - ¿Qué está pasando aquí?
-Perdona cariño, pero yo no me llamo Arista.
-Ella se llama María. - Le dijo Eric, con los ojos desenfocados y un deje pasota en la voz. - Y ya no me quiero casar contigo.
Ariel vio entonces en los ojos de Eric algo de lo que no se había percatado antes: Era como si el embrujo tuviera un color y éste estuviera en sus ojos. Eric no actuaba por voluntad propia. O eso quería creer Ariel.
-Eric, ¿estás borracho? ¡Eric, dime qué te pasa! - La desesperación invadía su alma a pasos agigatados.
Ariel lo veía todo borroso a causa de las lágrimas que inundaban sus ojos y su corazón.
-Sí, lo he emborrachado con la más terrible de las lujurias. Ahora es mío. Y sí, ahora ya no me llamo Arista, ahora me llamo María.

Y Ariel se desmayó sin remedio, con aquella última palabra en su mente:

María.

miércoles, 9 de julio de 2008

3. Bella

Bella se preguntaba una y otra vez qué le había visto a Bestia. Llevaban casi año y medio de romance. Ella sabía perfectamente que tarde o temprano le pediría matrimonio. Y sin embargo, no estaba ilusionada. Bestia era un hombre muy distante, que hablaba más con el reloj o el candelabro que con ella.
Bella había empezado a refugiarse en Aurora, su mejor amiga, pese a que siempre llegara tarde a las citas alegando la misma excusa: que se había quedado dormida. A Aurora se lo contaba todo, desde su primer beso con Bestia hasta el reciente distanciamiento y dudas de Bella.

Aurora siempre le había dicho que él no le merecía, y que ella valía mucho más. Bella nunca supo por qué le decía aquello hasta que, un día, después de una fuerte pelea con Bestia, fue corriendo a llorar a los brazos de Aurora. Lloró hasta quedarse sin lágrimas, mientras Aurora le daba cálidas palabras de comprensión y apoyo. Hasta que, una vez calmada Bella, Aurora dijo:
- Bella, te quiero.
Bella sollozó de nuevo, pero esta vez con una sonrisa. Y, de golpe, besó a Aurora.

Entonces fue cuando Bella encontró la felicidad, dejando detrás a Bestia y cayendo rendida en los brazos de otra mujer.


2. Blancanieves.

Blancanieves llamaba al príncipe cada dos por tres al móvil. Quería controlar de donde venía y a donde iba. Siempre que estaban juntos, ella esperaba a que él la besara, la abrazara, la acariciara. No porque ella no le quisiera, al contrario, era por miedo a que él no la quisiera a ella.
No le parecía normal que SU príncipe tuviera amigos, no era lo que ella había leído en aquellos cuentos. ¿Por qué salía -siempre pidiendole permiso a su amada- con sus amigos hasta las tantas, haciendo que ella se quedase despierta, sin poder dormir, esperando a que volviera y le dijera lo mucho que la amaba?

No cabía duda de que, pese a las innumerables muestras de fuerte y eterno amor que su príncipe le daba, Blancanieves era una adolescente insegura.


miércoles, 21 de mayo de 2008

1. Cenicienta

Cenicienta barría el enorme salón de la casa de su madrastra cuando notó un ruido detrás suya. Se giró y vio que una entrañable abuelita con capa le sonreía.
- Hola Cenicienta. Vengo a hacer tu sueño realidad: podrás asistir al baile.
- ¿Qué baile? - Preguntó con excaso interés la joven.
- El baile en el que conocerás a tu príncipe azul. - Comentó entusiasta la regordeta señora.
Cenicienta sonrió amargamente:
- ¿Esa pijada de principitos estirados y niñas mimadas? No, gracias.
A Rosa, la señora, se le borró la sonrisa de golpe, al ver la profunda amargura que invadía a la muchacha.
- Pero, ¿y el zapato...? ¡Soy tu hada madrina! - Casi le gritó.
-Yo no creo en las hadas madrinas. - Dijo, rotunda, Cenicienta.
Y, de repente, el hada madrina desapareció.

Para siempre.